Como parte del experimento en el que se ha convertido esto de escribir historias, surgió este cuento entre un vuelo nocturno entre Ciudad de Panamá y Orlando hace un par de años. Lo escribí a mano, en unas hojitas tamaño carta dobladas por la mitad que siempre procuro cargar encima cuando me toca tomar un avión que vaya más allá de Margarita. He tenido muy poco contacto con el boxeo, sus criaturas, sus mitos y sus épicas, sin embargo, lo que si he podido ver es que desde el boxeo, las cosas que a veces no queremos ver de nosotros mismos, aparecen de un solo golpe.
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