I
Creo que la filosofía es un deporte que se juega en equipo. Comprender, interpretar, crear se hacen mejor si nos escuchamos, si nos leemos, si nos miramos. No hay un lugar especial para hacer filosofía porque las palabras no tienen medida, su volumen no tiene color y su longitud no entiende de distancias. La lengua de la filosofía es la de cualquier hombre porque todos somos iguales. Comer, tomar, cocinar, reír, andar, leer, escuchar son formas que preparan a cualquiera para la filosofía, más aun si se hacen en compañía.
II
No interpretamos aquí a los filósofos en sus propios términos, al contrario, los sacamos de su juego para pensar lo que ellos pensaron sin seguir sus doctrinas. Por eso no admiramos a ningún filósofo ni a ninguna filosofía, solo estudiamos problemas, enseñamos sus contornos, sus lenguajes, así como la manera en la cual los filósofos interpretaron sus circunstancias. Por eso la filosofía que enseñamos no tiene dueño ni se arrodilla frente ningún sistema.
III
Creo que el máximo poder está en la enseñanza y la mayor responsabilidad moral en saber qué hacer con lo que se aprende y se enseña. Creo que, de alguna manera u otra, el saber hermana porque crea vínculos, afectos, amistades y compromisos. Por eso estoy convencido de que no hay mejor forma de vivir en la filosofía y para la filosofía, que desde la sinceridad, la honestidad y la modestia.
IV
Nadie sabe lo que es la muerte, le temo en tanto que animal. Prefiero pensar en cómo vivir.
V
Soy venezolano, de Baruta. He caminado por sendas oscuras e intrincadas pero nunca he estado solo. Ahí he aprendido a luchar contra la adversidad, a que las cosas se obtienen con mucho esfuerzo, a ser solidario. En Venezuela he aprendido a no perder nunca la esperanza y que la libertad se gana todos los días diciendo la verdad. He vivido en varios países y a todos les agradezco haberme enseñado algo, haberme dado una herramienta, permitirme trabajar, descansar, pensar, conocer y disfrutar de su gente. Caracas, Londres, Madrid, de todas ellas llevo algo y a todas les he dado lo mejor de mí.
VI
Creo que la filosofía es capaz de enseñarnos a hacernos pequeños, tan pequeños que podamos ver entre las letras de las palabras los espacios vacíos que requieren ser explicados. Creo que también ella es capaz de enseñarnos a ver los problemas en perspectiva para así verlos en su justa dimensión, en su contexto, observando sus límites y posibilidades, pero sobre todo, creo que la filosofía nos enseña el arte de traspasar paredes, de salir de los encierros, de someter a los engaños y de no ceder ante el poder y la apariencia.